El primer Lapido del que se tienen noticias en las crónicas granadinas aparece en un expediente perteneciente al fondo Fisco de la Inquisición del Archivo Histórico Provincial de Granada. En él se da detalle de un señor, Patricio Álvarez, reconciliado por la Inquisición, o sea, acusado gravemente de herejía, que era poseedor del oficio de la aduana de especias de Granada. En ese tiempo todos los géneros que entraban y salían de las ciudades eran controlados por una especie de aduanas o fielatos que gravaban las mercancías, así que el dueño de este oficio imaginamos que amasaba pingües beneficios y habría de ser, por tanto, objeto de persecución y requisa de sus bienes por encima probablemente de cuestiones meramente religiosas. A Patricio se le secuestra su oficio, y dicho oficio se saca a pública subasta mediante el procedimiento de pregonarlo durante ocho días en la plaza Bibrrambla. Estamos en 1729.
Mientras Rousseau o Diderot encendían las mechas de la Ilustración, aquí andábamos voceando los nombres de supuestos herejes
En esos mismos años Rousseau o Diderot estaban encendiendo las mechas de la Ilustración, y aquí andábamos voceando por las calles los nombres de supuestos herejes a los que despellejar públicamente y desposeerlos de sus bienes materiales y de su dignidad humana. Ahí aparece el tal Joseph Lapido, pujando en la subasta para hacerse el dueño del oficio del aduanero, argumentando una solvencia económica que se traducía en la tenencia de numerosas casas por toda la ciudad y varias cocheras enfrente de la Virgen de las Angustias. Lo que se dice un granadino. Y sí, el expediente concluye con la adjudicación a Joseph Lapido del oficio de especiero. De Álvarez no sabemos nada, o sea, que acabaría en galeras o algo peor.
Afortunadamente los Lapidos que se mueven ahora por la ciudad no parecen ser herederos de aquel, y en todo caso el patrimonio que trasciende es el de un legado musical que con los años se ha ido incrementando y mejorando.
El Lapido de 2013 se llama José Ignacio, su bagaje se cuenta ya por décadas, produce música y atesora canciones
El Lapido de 2013 se llama José Ignacio, su bagaje se cuenta ya por décadas, produce música, atesora canciones para que una multitud silenciosa y devota las vayamos devorando poco a poco, y me atrevería a decir que es en gran parte responsable del paisaje emocional y sentimental de muchos que habitamos por aquí. Compone con sigilo, habla con recato y muchas veces parece a punto de disculparse antes de acometer un tema en el escenario. Sus canciones están llenas de mitología y santorales, de personajes de circo y de predicadores, pero nunca de inquisidores. El sábado pasado se dejó caer por Boogaclub, y como siempre nos hizo recorrer un paisaje ya conocido, alardeando, si acaso, de honestidad.
Como dice su canción, «los buitres acuden a picar en los restos de la Historia». Esta vez el buitre he sido yo.
Expediente 3103-13, Fondo Real Fisco de la Inquisición A.H.P. Granada. Video: «Muy lejos de aquí», J.I.Lapido, de «Formas de matar el tiempo», 2013
[…] miembro ilustre de la liga granadina del rock es Lapido, que el pasado sábado dio un concierto con mayúsculas en la Boogaclub. Carmen Robles estuvo, como confiesa en su blog ‘El Carro de Heno’, donde también […]
Granada despierta en el Día del Migrante y con taxis para la Alhambra | Granada despierta
Como me gusta tu carro de heno, lleno siempre de bonitas historias y escritas con una sensibilidad especial, espero que no dejes de escribir nunca.
Carmen
Gracias, se intenta. Un beso.
elcarrodeheno