Muchos hace ya tiempo que lo sospechábamos, sólo de mirar las cuentas menguantes y de hablar en los corrillos de las puertas del colegio: España se ha convertido en el país europeo donde más se ha disparado la brecha social de una forma escandalosa. Los pobres, cada vez más pobres y los ricos, cada vez más ricos. Y es que es la pura realidad, al que ya le iba mal, las cosas se le complican un poco más, y al que le iba bien, la vida se le hace cada día más amable. El resto bracea en esa franja cada vez más estrecha que antes se llamaba clase media y que a este paso pronto será objeto de un estudio pormenorizado y casi entomológico, prácticamente al borde de la desaparición. La necesidad siempre obliga (me viene ahora a la cabeza el término griego ananké, «necesidad», pero también «destino», como término contrapuesto a la libertad de elegir).
¿Ser prostituta como necesidad o como elección personal? Según una encuesta de 2011, el 39% de los españoles varones ha recurrido a los servicios del sexo de pago en algún momento de su vida, prácticamente la mitad de los hombres que hay en cualquier bar, iglesia, instituto o que pasa por Puerta Real a las seis de la tarde.
A principios del siglo XX, el Gobierno Civil de la Provincia de Granada, a través de la Inspección Provincial de Sanidad puso en marcha el Servicio de Higiene de la Prostitución. El Archivo Histórico Provincial de Granada conserva uno de los libros de registro con los que dicho organismo pretendió de manera detallada obtener la mayor información posible sobre este gremio. Cada ficha contiene el nombre de la prostituta, describe si es la dueña de la casa y si tiene pupilas bajo su tutela. Se anotan asimismo todas las referencias familiares, y vemos como muchas estaban casadas y tenían hijos a su cargo. Algunas de ellas vivían con sus madres, y en su mayoría procedían de municipios de la provincia como Baza, Santa Fe, Alhama o Soportújar.
Las fichas preguntaban sobre la cercanía a instituciones religiosas, colegios, bares o tabernas, si tenían alguna puerta secreta y todo tipo de detalles sobre cañerías, desagües, pozos negros, medios de limpieza corporales y disponibilidad de aguas potables. Las calles Piedra Santa, del Beso, Acera del Darro o Cruz de Quirós eran sólo alguno de los enclaves de las casas, y un estudio reposado daría para hacer un interesante mapa de la prostitución en Granada entre los años 1808 y 1915 que son los que comprende dicho libro.
Todas ellas, en el cuestionario respondían a la pregunta sobre sus antecedentes penales y morales, «buenos«. Y a la pregunta «causas que le impulsan a este género de vida» respondían: La necesidad. Siempre la necesidad de sacar adelante a familiares o de poner a salvo sus propias vidas, incluso las que anteriormente constaban como planchadoras o modistas. Otras mujeres de Granada que también estuvieron ahí, aún escondidas tras puertas secretas.
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