21
mayo

La Granada europea

grabado

Granada es la ciudad más moderna de Europa, al menos de la Europa de los valores europeos más rancios, aquellos que hunden sus raíces en las tradiciones judeocristianas y que hablan lenguas sajonas o herederas del latín. Es la ciudad más moderna de Europa por la sencilla razón de que fue la última en arrebatarse a los infieles, una especie de Jerusalén liberada donde se experimentaron todos los axiomas de la Contrarreforma y que se convirtió en la última cruzada de la cristiandad europea. La Granada del XVI sufre un proceso de europeización acelerado.

La ciudad musulmana, de casas apiñadas y calles tortuosas, derriba tapias y abre solares para conventos e iglesias de nueva construcción, recicla alminares en torres de iglesias y se prepara para una fiebre constructiva sin par.

Las primeras imágenes reales de Granada son del flamenco Joris Hoefnagel, que en 1564 retrata Granada para el Civitatis Orbis Terrarum desde dos perspectivas distintas, y en cuyos grabados puede apreciarse perfectamente granadinos vistiendo aún con atuendo morisco hablando con otros a la manera castellana.

Strummer pondría Granada en las bocas perforadas de los punks europeos

La segunda estampa conocida de Granada sale de las planchas del grabador holandés Francisco Heylan, y una pléyade de europeos como Roberts, Lewis u Owen Jones prosiguen hasta el siglo XIX proyectando la imagen de Granada en Europa.

De la Italia europea también vino Pedro Machuca tras un Erasmus con Miguel Ángel, construyendo un palacio de una tremenda modernidad, incrustándolo para siempre en un palacio árabe. Siempre, la ciudad que inspira al resto de Europa y la desengrasa del pasado judeocristiano y de los textos latinos, de la arquitectura ojival y de los trazados rectilíneos.

Más tarde, Joe Strummer pondría Granada en las bocas perforadas de todos los punks europeos.

Granada, siempre mirando a Europa y siempre sintiéndose observada. Semana europea en la que recordar nuestros vínculos con el resto del continente.

La imagen que ilustra este artículo, ‘Moriscos en Granada’, es un grabado de Joris Hoefnagel de 1564.

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