22
octubre

«¡Alcalde, avergüénzate!»

Venecia Italia

Cartel en el que se denuncia el estado ruinoso de un muelle del canal de Venecia.

«Sindaco, vergognatevi!». No me preguntéis por qué, pero hace ya unos cuantos años durante mi última visita a Venecia me llamó poderosamente la atención un cartel amarrado a un muelle de un canal en el que se exhortaba al alcalde a avergonzarse de tener en estado ruinoso una parte del atraque de las lanchas, medio habitual de locomoción del veneciano junto a los vaporettos. En ese momento pensé que los venecianos existían como ciudadanos, y decidí pasar el día merodeando por los barrios periféricos que no pisaban los turistas.

Encontré barriadas de viviendas sociales con patios interiores y  estrechos canales traseros donde los vecinos atracaban sus barcas

Busqué y encontré barriadas de viviendas sociales con patios interiores y  estrechos canales traseros donde los vecinos atracaban sus barcas, familias humildes que paseaban por los canales principales del barrio y se tomaban un Aperol en los bares de siempre, niños que jugaban al balón en plazoletas minúsculas y otros que bordeaban con las bicis los muelles, con las ruedas a dos centímetros de las aguas cenagosas.

Pasé por la puerta de un estanco donde un hombre manoteaba con un sobre de radiografías en una mano comentando que estaba citado para una resonancia. «El veneciano existe, de pequeño sortea los canales para no caer al agua con la bici, de mayores tienen esguinces y no la peste negra».

Huí durante todo el día de las riadas de turistas que bajaban hasta Rialto y San Marcos hasta que al final la marea me arrastró hacia abajo y entonces Venecia me golpeó con toda la fuerza de su belleza, y me rendí dando bandazos por el Gran Canal y perdiéndome una vez más la parada del vaporetto que te deja en el Guggenheim.

Existen ciudades disecadas y atrapadas en el tiempo, víctimas de su propia belleza, pero también de sus alcaldes y gestores

Ya no me importaba, tenía evidencias de la vida ciudadana. Pasé por el mercado donde los pescaderos lavaban las cajas de los puestos y entablé conversación con una chica que trabajaba en el centro, había nacido allí pero ahora vivía en Mestre, los precios eran imposibles, las viviendas estaban mal rehabilitadas, el turismo se lo había comido todo y la accesibilidad era frustrante en el día a día. «Imagínate venir de Ikea, descargas los muebles del coche, tienes que cargarlos en la lancha, que el muelle esté cerca de casa y además en buen estado…».

Es cierto que Italia es mi segundo país, pero ese día esa ciudad norteña y plomiza me recordó especialmente a Granada. Hace pocos días encontré esa foto en un repaso al ordenador y entonces lo vi muy claro. Existen ciudades disecadas y atrapadas en el tiempo, víctimas de su propia belleza, pero también de sus alcaldes y gestores, de aquellos que las convierten en un gigantesco souvenir barato, que expulsan a los ciudadanos a las periferias y las condenan a ser caricaturas de sí mismas. Alcaldes que tienen mucho de qué avergonzarse.

Carmen Robles
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Carmen Robles (Granada, 1972). Archivera sin archivo, historiadora del Arte, investigadora a ratos. He trabajado en el Archivo Histórico Provincial y en el Archivo del Patronato de la Alhambra. Me interesan las ciudades, con sus museos y sus bares.

Comentarios en este artículo

  1. Hola

    Interesantísimo articulo y vaticina lo que algún día, no muy lejano, pasará en nuestro barrio del Albaicin…. una pena pero cierto….

    El contrapunto son otros barrios de Europa, donde se ha conseguido lo contrario, la convivencia turistica y vecinal…. sin ir más lejos tenemos varios ejemplos en España como: Santa Cruz en Sevilla, El Barrio del Carmen en pleno centro de Valencia, Santiago de Compostela, etc… En este caso se ha dado prioridad a los residentes antes que a los vecinos y el turista está contento al descubrir un barrio con identidad…

    Antonio
    • Hola Antonio. Llevas razón, hay que apostar por modelos de ciudad con ciudadanos y no con figurantes como a veces parece que sucede. Gracias por tu comentario. Saludos

      Carmen Robles
  2. Hola Carmen, soy italiana y trabajo en Venecia (mi hermana vive en Granada) y todo lo que tu notas es verdadero. En ambos las ciudades la gente «normal» no lo aguanta mas. Sólo quien tiene medios más abundantes puede permetirse de vivir de manera civil. Gracias por tu articulo, es muy interesante.

    Ilaria
    • Ciao, Ilaria! Me encanta tu comentario, hablo de la Venecia de hace varios años, pero parece que nada cambia y que incluso las cosas van a peor. Sólo los que vivimos en ciudades históricas mal gestionadas sabemos de qué estamos hablando. Baci!

      Carmen Robles
  3. […] Patrimonio, el urbanismo de locura, la ausencia de un modelo económico sostenible de ciudad –no, el turismo no lo es–, la limpieza que va por barrios o la galopante y catastrófica deuda […]

    ¿La LAC es el peor problema de Granada?

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