La ciudad que no amaba a los museos
I have a dream, como se oyó aquella tarde en Washington D.F. Sí, tengo un sueño, un sueño como el que tuvo aquel Aureliano que en el sopor de las tardes de Macondo soñó que la aldea estaba cubierta de láminas de espejo o cristal, no recuerdo bien, y que él interpretó que eran de […]